Symphony on skis

Se trata de una travesía que cruza de Este a Oeste los alpes del Sur por los glaciares del Mt Cook. En 1985 Gottlieb Braun-Elwert, junto con Franz Waibl y Daniel Frey realizaron esta travesía por primera vez, lo hicieron en 18h30'. Desde entonces ha sido repetida en muy contadas ocasiones, probablemente menos de 10 y siempre en más de 3 días. Se puede decir que es la "Haute Route Kiwi", pero no tiene mucho que ver con las versiones Europeas. Aquí los refugios son cabañas no guardadas, no te encuentras con nadie y la salida más fácil... no había salida fácil.
Total que como ya os hemos contado las penurias del tiempo neozelandés, al llegar a Mt Cook Village y ver una meteo tan buena decidimos intentarlo. Llamamos a Grant y en pocas horas estábamos subidos en el Helicóptero que nos llevaría al Runkin Hut, punto de inicio.
En esta cabaña de pastores en medio de un valle salvaje pasamos 10 horas con un colchón piojoso como manta y unas bolsas de plástico como almohada. A las 4h15 a.m. comenzamos a remontar el Godley Valley hacia el Norte en dirección Armadillo saddle. Lo que en nuestras montañas hubiera sido un fácil y cómodo sendero en el fondo de un valle se convirtió en una lucha contra el laberinto de plantas punzantes y rocas resbaladizas. Tras una hora nos pusimos los esquís y remontamos el valle, lleno de avalanchas fósiles caídas con anterioridad. En una lucha contra el sol alcanzamos el collado antes que el primer rayo de sol, aunque la claridad ya nos acompañaba desde hacía unas horas. Esto nos costó 3h30' de duro esfuerzo de abrir traza en la nieve blanda, aún así ya habíamos recortado el tiempo en más de 2h con respecto al anterior récord.
Debido a las malas condiciones del tiempo en las semanas anteriores no habíamos podido revisar el recorrido y no lo conocíamos por lo que en la bajada acabamos medio perdidos en el valle con grandes paredes de roca a nuestros pies. Fue entonces cuando buscando una salida me vi volando por encima de un muro de 10m de roca. La nieve estaba muy dura y la recepción era muy empinada, aún así fui consciente de la caída y pude recepcionarla minimamente. Tras romper un bastón, perder el agua, dañar la bota, el esquí y la mochila yo estaba ileso, bicho malo nunca muere... así que tras perder 45' en recomponer al equipo y arreglar el bastón como pudimos continuamos nuestro viaje al Oeste. Remontamos el glaciar de Murchinson, sorteando los campos de grietas que asomaban en algunas partes. aquí para nuestra sorpresa nos encontramos con un grupo de esquiadores que venían de pasar la noche en un refugio y que no nos creían cuando les decíamos de donde veníamos. Una vez más nos tocó abrir huella en la pesada nieve que con el calor del glaciar nos hacía sudar como pollos. Fue por estos sudores y por la perdida de agua en la caída por lo que tuvimos que gestionar muy bien nuestro líquido, ya que la filosofía del viaje rea hacerlo en autonomía. Esto nos causaría al final una fuerte deshidratación. En fin que llegamos al collado de Tasman, donde nos esperaba un descenso de 15km por el glacier del mismo nombre. Entre la locura de la morrena sale a la derecha el Rudolph glacier, que sabíamos que iba a ser el hueso duro de roer.
Al fondo del valle se levanta una cascada glaciar que sabíamos que teníamos que sortear mediante una combinación de corredores de nieve para aparecer en el plateau glaciar. El no disponer de piolets nos dificultó el avance por la nieve muy dura, además acabamos perdidos en un laberinto de corredores que nos dejaron a mitad de la cascada glaciar por lo que tuvimos que jugarnos el tipo y cruzar por el glaciar abierto hasta llegar al plateau. Una vez aquí nos calzamos los esquís para llegar al collado de Graham desde donde divisaríamos el océano al fondo de los glaciares. Cruzamos las ultimas llanuras glaciares en la que la deshidratación ya era evidente. Ya solo nos quedaba la última subida hasta el West Hoe Pass desde aquí descendimos por el Fox Glacier hasta parar el reloj en 12h 58min. En el Chancellor Hut donde nos esperaban Yoli, Vio y Fred, en fin una gran experiencia que no hubiese sido posible sin la colaboración de estos tres personajes.