Queenstown es una ciudad bastante europea, de hecho llena de franceses y españoles, rodeada por el lago más largo de Nueva Zelanda, que si estuviera vacío su fondo quedaría por debajo del nivel del mar. A Queentown la llaman la capital mundial del deporte de aventura, aunque todo hay que decirlo, de aventura tonturística. Aquí puedes hacer todas las cosas raras que se te pasen por la cabeza, puenting de todos tipos y colores, barranquismo con lanchas motoras!!!, rafting (te llevan en helicóptero a la salida), trineos de asfalto, descenso de bicicletas y un interminable etc... (Manuel ahora que eres funcionario y paga Chavez vente a gastar los dineritos!!!). Además está llena de tiendas para el más de 1 millón de visitantes anuales que recibe.
Hay dos estaciones de esquí cerca de la cuidad, The Remarkables, muy famosa por sus descensos de Freeride; pero que es canija, y Coronet Peak, a la cual sube una carretera asfaltada!!! milagro.
Pues nos fuimos a esquiar una rato a Coronet. Mermados por las bajas Vio se quedó en la furgo y Javi subió arrastrándose como un gusano, pero no veas como corría de camino al baño cuando la necesidad apretó...
Por la tarde paseamos por la ciudad donde la primavera florecía en los ciruelos y nos encontramos con Laetitia, una compi de las carreras de esquí de montaña que esta estudiando por aquí. Tomamos una tapilla, comentamos viejas glorias y luego cada uno de vuelta a su rutina...para nosotros sería viajar.
En fin pasamos un buen día en esta acogedora ciudad, una vez cargadas las bodegas de viandas y manjares tomamos rumbo sur para seguir nuestras aventuras.
Ahí nos vemos!!!
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