La noche del 23 al 24 ya había avisado con un pequeño manto de nieve, pero nosotros con nuestra calma habitual nos tomamos nuestro tiempo para partir rumbo a la costa oeste para luego subir al norte. Lo cierto es que apenas teníamos 50km de carretera de montaña, sin ganar altura, pero lo que en Castle Hill era una débil nevada se convirtió en una copiosa nevada en Arthur´s Pass. Ya solo teníamos que bajar la carretera, pero la tormenta de nieve arreciaba por momentos y la carretera se empezaba a tapizar de un blanco sospechoso.
Ya nos había avisado Grant que muchas veces las cadenas que te dan con las caravanas no valen... pues esta fue una de esas veces. Tras estar media hora luchando contra las cadenas nos percatamos de que no valían, para entonces la carretera era una preciosa pista de esquí...
Menos mal que la cuesta que nos quedaba por bajar era solo del 16%... así que decidimos montar campamento en la Deaths corner (esquina de la muerte). Lo cierto es que sí que nos habíamos planteado bajar detrás de la quitanieves, pero esa idea se esfumó rápidamente al ver a la quitanieves y al resto del equipo de mantenimiento de la carretera. La quitanieves iba a 70km/h de arriba a abajo, unas veces con la pala subida, otras con ella bajada... pero la quitanieves pequeña era aún peor, esa te adelantaba cuando venía otro de frente, hacía trompos...
A la par que nosotros se quedaron atrapados una pareja de viejecillos que venían de estar de vacaciones en el norte de Australia y apenas traían una chaqueta. Les hicimos un té y les invitamos a nuestro hogar. Al poco tiempo decidieron aventurarse a bajar, pero tan pronto se pusieron en marcha el coche se les fue para todos los lados... y es que un “amigo” suyo les aconsejó bajar con el freno de mano puesto. Javi y Frederic les bajaron el coche que sí tenía cadenas hasta donde se acababa la nieve, de esta manera podríamos ver como estaba la carretera. Para subir hicieron autoestop y como no podía ser de otra manera un todo terreno de los de mantenimiento de carreteras les subió... pero bien subidos, a 80km/h por la carretera nevada, del 16%, sin cadenas y con curvas... para cuando llegamos a la furgo comprendimos que tendríamos que esperar a que la nieve se derritiera para salir de allí... los de mantenimiento se lo estaban pasando demasiado bien para deshacerse de la nieve.
A todo esto tuvimos otros compañeros en nuestro sitio en la nieve, los Keas. Estos loros se enamoraron de nuestra furgo y se la querían llevar consigo a bocados. Se subían encima de la furgo y empezaban a comerse toda goma que estuviese a su alcance, pero no os creáis que se amedrentaban cuando salías detrás suyo, te esquivaban y seguían con sus labores de desguace. Así que tuvimos que tomar medidas más drásticas y acabamos a bolazos con ellos, primero solo de intimidación, pero parecían loros ninjas y esquivaban el proyectil, te miraban, se reían y de vuelta al currele... pero salió Vio y puso las cosas claras...
Les miró a los ojos, cargó el arma, disparó y ZAS, bolazo en el plumero... aprendieron la lección.
Por la noche nos fuimos a dar un paseo y tirarnos unos bolazos entre nosotros, pero del hielo que había en la carretera no éramos capaces de andar por las cuestas... imaginaos la furgo.
A la mañana siguiente aunque nevaba habían subido las temperaturas y conseguimos descender carretera abajo hasta llegar a la costa oeste... aquí las aventuras serían otras.